miércoles, 17 de julio de 2013

EL PRINCIPIO DE AUTONOMÍA Y LA SALUD DEL ÚLTIMO
HOMBRE

RESUMEN
Consentimiento libre e informado
El  modelo de autonomía oficializándose con  el Informe Belmont, en 1978, donde especifica cuatro principios éticos básicos que deberían guiar la práctica médica y la investigación con seres humanos en las ciencias del comportamiento y en biomedicina. A partir de él, los principios de beneficencia, no maleficencia, justicia y autonomía serán también los de toda la bioética.

El Principio de Autonomía: Es la capacidad de las personas de deliberar sobre sus finalidades personales y de actuar bajo la dirección de las decisiones que pueda tomar. Expresando  la voluntaria aceptación por parte del paciente de las actuaciones médicas necesarias para establecer el diagnóstico, para el tratamiento de la enfermedad o dolencia o para su participación en ensayos clínicos. La aceptación presupone que el paciente ha recibido una adecuada información sobre la intervención para la que se le propone consentir. El reconocimiento de la autonomía en bioética tiene importantes implicaciones.

La brújula de Kant y el ámbito de la bioética
La biomedicina y la biotecnología nos proponen transformar nuestro cuerpo, aceptar o rechazar terapias y decidir dónde empiezan y terminan la vida y la muerte. ¿Cómo encaja en todo este contexto el planteamiento kantiano de la autonomía?
Dice Kant “no hace falta ciencia ni filosofía para saber qué se tiene que hacer para ser honrado y bueno, e incluso sabio y virtuoso”. Pero para emitir un juicio moral no sólo es necesario observar, sino hacerlo moralmente, y esto depende también de la movilización de los afectos y, por supuesto, de la información contrastada que tenemos sobre las cuestiones sobre las que estemos deliberando. El proceso mismo de universalización ha de sostenerse sobre un conjunto de convenciones asumidas que favorecen un tipo de vida, una base sobre la que estamos ya de acuerdo o queremos hacer realidad. Esto es lo que nos orienta también respecto a los valores que queremos universalizar. En el caso de Kant, ese conjunto de valores está definido de una vez para siempre y es igual para todos. Pero cuando las decisiones afectan a todos, la generalización del individuo aislado carece de la legitimidad suficiente, no puede sustituir al debate público y multidisciplinar
En el tema de la salud de cada individuo definitivamente cuentan su escala de valores y el estilo de vida que considera deseable. El sentido kantiano de la autonomía no sería útil para decidir, para debatir sobre la calidad de vida de los enfermos, o para decidir sobre la eutanasia, en donde efectivamente está en juego la libertad del individuo, pero también la solidaridad de los demás, la compasión, la empatía ante el sufrimiento. En las cuestiones de las que se ocupa la bioética no sólo se debaten deberes.
El agente kantiano es ajeno al paciente real, a la mujer y el hombre empíricos. El sujeto moral que insistentemente se toma como referencia en las reflexiones sobre ética se corresponde a un varonil sujeto continuo y constantemente racional, sin discapacidades, con buena salud y libre de alteraciones. La corporalidad, la vulnerabilidad, la dependencia humana quedan en un segundo plano.
El concepto de autonomía en bioética no es, pues, unívoco. Implica capacidad de autodeterminación, pero también autoexpresión. No se reduce al concepto kantiano, y no comparte todos sus supuestos.

LA JUSTIFICACIÓN MÉDICA DE LA EXISTENCIA

Según este paradigma, el individuo se convierte en el centro. Hemos perdido de vista que la invocación de un principio no asegura que las decisiones sean resultado de un razonamiento responsable, distinto a la mera elección. Por otra parte, incluso en la esfera de la propia salud la libertad queda restringida, y no sólo por la ponderación con el resto de los principios. Los estándares de calidad que desde hace tiempo se están imponiendo, también en las instituciones sanitarias, definen la relación de los individuos desde la perspectiva empresarial. El efecto sobre el principio de autonomía es determinante, pues queda reducido a la firma de un formulario que nada tiene que ver con la comunicación real y con la implicación personal. Este formulario simplemente da acceso al paciente a una intervención y protege al médico ante posibles reclamaciones.
Pero el principal obstáculo para el ejercicio de la autonomía, creo que es el concepto mismo de salud. Nietzsche se refería a la religión y a la metafísica como a las responsables de haber interpretado la vida como enfermedad. La crítica del filósofo a los ideales que han educado occidente desenmascara la responsabilidad como culpa y recupera la autonomía como responsabilidad ante uno mismo y como cuidado de sí. El  hombre es responsable de cargar consigo mismo y crearse su propia salud, es decir, conquistar su libertad y definir su ideal de vida. La salud en Nietzsche es un concepto psicofísico. Insiste en que su búsqueda es una tarea intransferible, una cuestión de "gusto" y de "estilo". Pero el hombre, dice Nietzsche, se ha vuelto incapaz de administrarse la salud con sus propios medios. La salud como narcosis, comodidad e inactividad, la salud de la experiencia indolora y divertida hacen las delicias del último hombre.
Jörg Blech en Los inventores de enfermedades aborda precisamente el concepto de salud en occidente. El texto cuestiona tanto la debilidad que Nietzsche reprocha al último hombre, como la imagen típica del consumidor que exige cada vez más prestaciones y despilfarra alegremente los recursos sanitarios.
El texto de Blech nos lleva a la conclusión de que, en realidad, el principio de autonomía no sólo no tiene nada que ver con el concepto kantiano, sino que además es un simulacro de libertad ante una tendencia imparable en occidente: la medicalización de toda la población, no sólo de la población adulta. De esta tendencia es responsable el entramado, cada vez más complejo, entre la industria farmacéutica y un buen número de facultativos, equipos de investigación y medios de comunicación.
La medicalización de la vida distorsiona los fines de la medicina, fomenta el desánimo de muchos médicos respecto al sentido de su profesión, dispara los gastos sanitarios y siembra serias dudas sobre la independencia de las políticas sanitarias.
Pero el problema es aún más grave porque los procesos normales de la vida y los riesgos que comporta vivir se interpretan como problemas médicos. La normalidad depende de la ingesta de medicamentos, el acceso a continuos tratamientos y la reconstrucción interminable del cuerpo. La industria farmacéutica diseña para cada problema de la vida una solución médica, y para cada nuevo producto que le interesa comercializar inventa literalmente una enfermedad. Síntomas que se dan raramente se presentan como plagas; otros menores o poco relevantes se anuncian como precursores de grandes dolores.
Estamos ante un nuevo paternalismo en medicina, pero mucho más peligroso que el anterior. Hoy es cada vez más difícil identificar la propia salud, que se convierte en una aspiración que, por definición, ya nadie puede alcanzar. De nuevo la experiencia humana es globalmente considerada, como denunciaba Nietzsche a propósito de las justificaciones religiosas y metafísicas, como una enfermedad.


GLOSARIO
AUTONOMÍA: Facultad o poder de una entidad territorial integrada en otra superior para gobernarse de acuerdo con sus propias leyes y organismos
ARTICULACIÓN: Unión entre dos piezas rígidas que permite cierto movimiento entre ellas: la articulación de la dirección del coche está estropeada.
 BIOETICA: Estudio de los aspectos éticos de las ciencias de la vida (medicina y biología, principalmente), así como de las relaciones del ser humano con los restantes seres vivos.
Beneficencia:
“Hacer el bien”, la obligación moral de actuar en beneficio de los demás. Curar el daño y promover el bien o el bienestar. Es un principio de ámbito privado y su no-cumplimiento no está penado legalmente.
DIAGNOSTICO: Determinación o identificación de una enfermedad mediante el examen de los síntomas que presenta

 APRECIACIÓN CRÍTICA:
Esta lectura me pareció muy interesante ya que en el principio de autonomía cobra un papel adicional en la época de la globalización,  durante las dos últimas décadas la prestación de servicios de salud se constituyó para las economías del mundo como un bien de consumo más en algunas naciones industrializadas, comparable a la informática, la industria, por otro lado; El principio de autonomía se ve afectado porque no puede asegurar que las decisiones sean un resultado de un razonamiento responsable, en el campo de la medicina muchas  veces se ven desde  un punto de vista empresarial.
Respecto a la brújula de Kant y el ámbito de la bioética, trata sobre cómo cada persona es responsable de su salud, y en especial cumplir con las condiciones necesarias para establecer un estilo de vida saludable.



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